De tanto andar por la cornisa, tal vez un día pueda caer.
De tanto confiarme de mi suerte y mis conquistas,
en la percha de un bar terminé después.
De no aceptar el oficio de santa,
y por reírme de tu tonta canción de amor.
De no transar ni con el cielo y el infierno, tal vez confisquen mi corazón.
¿Quién compartirá mi desconsuelo y mi destierro de civilización?.
Quizás muera odiándote y entendiéndote a la vez.
Que de tanto que pude haber hecho por vos, entregues mi alma al mejor postor.
De tanto jugar a la cigarra, tal vez me sorprende el invierno.
De tanto fiarme de tener alguien siempre a mano, sin pan y sin torta, la fiesta termine tal vez.
Y uno recoge lo que siembra, dicen, y es peligroso el barco sin timón, pero quien ponga manos en este juicio, nunca sabrá que satisfecho el ganso murió.